DESQUICIADO
En muchas noches de tenues luces
Presos de la era moderna, jugábamos…
Y me llevaste de viaje por todas tus
historias
Y yo me involucre con tus labios y tus
sombras.
Yo calcaba las líneas perfectas de tu
alma
Cuando mis oídos recibían el canto de
tu reír
Y
con gusto fui el “desquiciado” que burlo
A cada una de tus defensas contra el
amor.
¿Oíste mi voz? ¿Amor mío, llegaste a
querer?
Más, yo atavié a mis ufanos deseos ante tu pureza
Y le entregue a los sueños eternos mis
cariños;
Miraba feliz el horizonte pintándote
por todas partes.
Tu hermosura era capaz de desgoznar a cualquiera,
Y la sonrisa en mi rostro me cubría
cuando entre juegos
Tú decías que yo era aquel digno de tal
privilegio…
¿A dónde huyeron todas aquellas frases
plateadas?
¡Sabes! Toda mi integridad corrió hacia
ti, sin pensarlo…
Sin dudarlo, sin haber cavilado en
inciertos sentires
Y aún a pesar de haberlo hecho cual
solitario ser, lo sé;
Todo aquello llenó los vacios seniles
de mi corazón.
Mi Dios sabe la magnitud humilde de mi
amor
Y sabe además en donde yacen mis deseos
profundos;
¡Mujer hermosa! vives libre y vivirás
así eternamente
Prendida de las endechas dulces de mis
suspiros.
EL MIRADOR
Hiriente tarde es la que se vive
Mientras convierto a este mirador en
un cómplice más
Observo al día despedirse entre un
juego de bellos colores
Las luciérnagas artificiales activan
su luz entre los caseríos
La ciudad inicia una vez su camino
hacia el descanso
Mientras yo intento descansar mis
aflicciones.
Soy espectador de aquella magia tan
hermosa
La que constituye ver llegar la noche
y sus estrellas
Aquí en lo alto, ajustando los sentidos en medio de una suave
brisa
Involucrado crudamente en una
necesaria introspección
Determino circunstancias plasmándolas
en mi cuaderno
Mientras otras almas por aquí
seguramente viven quizás la misma situación.
El paisaje me entretiene por momentos
y vicia mis intereses,
Abandono las miradas tristes y las
reflexiones de sobre mi cuaderno
La avenencia de la gran ciudad y su
imponente rio logran inspirar
¡Es una pena que la eufonía con que
hablamos de querernos no sirvió!
Y concluyo así porque hasta este
lindo panorama me recuerda a ti
Cuando creí que el llegar aquí, mi cercanía con el cielo,
me sanaría un poco.
Invento mil maneras de disuadirme a mí
mismo, a no pensar en reminiscencias;
Pero es obvio que a veces ni la misma
belleza natural puede rescatarnos,
Simplemente el corazón y la mente son
esclavos silenciosos.
De todas maneras al menos mis ojos
han disfrutado un hermoso anochecer
Intentaré convertirte a ti y tu recuerdo en
una de aquellas estrellas lejanas
Y ojalá en mi próxima visita a este
mirador; él no evoque más tu nombre.
TAN SOLO TE PIDO…
Me perdí en tu tierno rostro aquella tarde abril,
¡Fue maravilloso! Fue un regalo invalorable…
Una vez mas fue un deslumbre
El sutil poder de tu
belleza cautivadora y eclipsante
Y la simpleza endulzante de tu ternura
Expresada en tu sonrisa cálida y
benevolente.
Tus razonamientos tan formales,
De habla apacible que denuncia cariño
tácito
Donde los residuos de tu amor
Enterrado oscuramente por
convicciones admirables
Luchan y exigen encontrarse en la
realidad de su sentir y su existencia
¡Y es que! Hasta eso me desvela en
las noches cuando te pienso y te suspiro
Cuando veo tus ojos en cada una de mis penalidades y mis
sueños anhelantes
Soy un preso de tu voz que
recuerda un suave trino,
Una leve melodía tranquilizadora
Capaz de rescatarme, de liberarme de
mi propia añoranza,
Más; sigo siendo cautivo de tus
deseos.
Te amo con mi vida y eso no lo negaré
jamás,
Porque jamás lo he dudado desde que lo supe.
No quiero la farsa de pretender
olvidarme
O asumir que lo intentare
siquiera,
Si más allá de un deseo, me resulta necesario
Reconfirmarte en mi vida y en mi
corazón apasionado.
Perdona a este amor impenitente,
Es necio por quererte y teme saber
que dejaría de existir sin ti.
Es inescrutable la grandeza de tu
alma
Y su efecto en mi interior; en la
fuente de mis motivaciones.
En tus manos están las mismas, las
ideas, las aspiraciones,
Los sueños de una sinceridad
luchadora
Estandarte de mi triste corazón
apesadumbrado
Por los embates de la vida, pero
revivido por ti.
¡Querida mía! No le dejes nuestro espacio al
detrimento
Que lo causan cometarios vanos e inútiles
Pues te ofrezco hasta mi vida misma
Para demostrarle a tu alma el grácil
amor que te siento.
La única razón de mis propósitos
Tiene nombre de mujer y es el
¡tuyo! Tu bello nombre, mi razón…
Tan solo te pido no abandones mi
existir
Ni te olvides que respiro para ti
anhelándote.